DIY Red velvet in jar (red velvet embotellado)

Hace ya algún tiempo que en blogs ingleses veo una nueva forma de servir postres: los meten en tarros de cristal, tipo mermelada, y hala, a disfrutar. Había visto cupcakes en tarros bajos y tiramisús varios, pero no se me había ocurrido probar a hacer nada hasta que ayer, viendo la página de Facebook de Cupycookies que os recomiendo encarecidamente, vi algo estupendo que me dejó boquiabierta: un red velvet con su cremita y todo dentro un tarrito, perfectamente preparado y adornado para Navidad. Me gustó tanto que no dudé ni un minuto y bajé corriendo a comprar un tarro de cristal, una tarjeta y un lazo para hacerlo y regalárselo a mi suegra por Navidad. Y así me quedó.


¿A que quedó muy bonito? La verdad es que estoy alucinada con esto, tengo ganas de hacer muchos más. Como veis una cosa así de sencilla queda muy bien para tener un detalle con nuestros seres queridos, porque a nadie le amarga un dulce y es una forma muy original de presentar un bizcocho o tarta que seguro que sorprenderá.

Para hacerlo primero horneé un red velvet, el primero de mi vida, en un molde redondo de unos 22cm e hice  creamcheese avainillada para acompañar. Como tenía unas nueces en casa del brownie de la semana pasada, y siguiendo el ejemplo de Cupycookies, también las añadí picándolas un poco.

Ingredientes para el red velvet (a temperatura ambiente):
250gr de harina
2 cucharadas de Maizena
30gr de cacao en polvo sin azúcar
1 cucharada de vainilla
1 pizca de sal
2 huevos
200gr de azúcar
115gr de mantequilla
1 yogur natural
1 sobre de levadura
Colorante rojo (yo usé Rojo Rojo de Wilton, en gel)

Ingredientes creamcheese:
100gr de queso de untar tipo Philadelphia
200ml de nata para montar
100gr de azúcar glasé
1 cucharadita de vainilla
1 pizca de sal

Preparación:
Precalentamos el horno a 180º, enharinamos el molde y mezclamos y tamizamos los ingredientes secos. A continuación batimos la mantequilla con el azúcar hasta que blanquee y añadimos los huevos y la vainilla. Batimos bien e incorporamos el yogur. Cuando todo esté bien batido añadimos los ingredientes secos hasta que estén bien integrados, y en este punto ponemos la cucharada de colorante. Es mejor que lo uséis en gel porque el líquido no tiñe igual, queda más rosáceo, pero con una cucharada de café de colorante en gel conseguís un rojo muy fuerte. Una vez que todo esté rojo y bien batido lo ponéis en el molde y horneáis a unos 160º-170º durante 30-35 minutos, lo sacáis y dejáis enfriar.
Mientras enfría hacéis la creamcheese, que no tiene más ciencia que mezclar y batir todo hasta que quede bien montado.

Ahora viene lo bueno. Con todo frío, desmoldado y preparado, tendremos algo así para empezar a embotellar nuestra red velvet.



En la foto podéis ver todo lo que yo usé para esto: un tarro, un papel o tela para cubrir el tarro, lazo, una tarjeta navideña con un hilo para atarla al tarro, el propio bizcocho, una espátula, un cuchillo, la creamcheese y las nueces picadas. Para nivelar el bizcocho y meter en el tarro sólo las partes más tiernas corté la parte de arriba con la sierra. 


Y esta de aquí arriba es el paso a paso. Después de nivelar la tarta corté los bordes, que estaban un pelín más tostados, para que en el tarro sólo hubiera trozos tiernos y blanditos de red velvet. Para colocarlos dentro fui cortando el bizcocho en cuadraditos que luego corté más para que cubrieran bien todo el bote. Una vez que ya tenía toda la capa cubierta de bizcocho puse una capa de creamcheese no muy gordita, y encima las nueces. Repetí el mismo proceso, que en este caso vosotros lo haréis en función de lo alto de vuestro bote, y tapáis. 
Por último ya sólo os queda cubrir la tapa con un papel o tela cuadrado y fijarlo con un lazo anudado. Yo además colgué una tarjetita navideña porque es para regalar, pero en lugar de esto podéis ponerle una tira de washi tape si tenéis un tarro liso y no ponerle tarjeta.

Es importante que escojáis bien el tarro. Si la tapa no sella bien corréis el riesgo de que se os salga todo por fuera o de que entre aire y reblandezca el bizcocho o ponga pocha las cremas. En este caso yo compré uno que tiene un cierre metálico que aísla muy bien, ya que la tapa está recubierta por una goma hermética. Siempre que podáis comprar botes con este tipo de cierres antes que los de las tapas de plástico.